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Lámina decorativa realizada por Cristina Maser. Una reproducción de una ilustración original hecha en acuarela e impresa en papel verjurado de 220 gramos. Un papel con textura perfecta para la mancha de la acuarela. Hazte con esta lámina para dar un toque especial y natural a tu espacio. Puedes colgarla en la pared del salón, en vuestro dormitorio, en la cocina, en la habitación de vuestros niños, en el pasillo o puedes regalársela a tu madre o a tu padre, o a tu mejor amigo, o a tus abuelos…
* Marco no incluido
* Gastos de envío no incluidos
* Entrega 4 días hábiles aprox.
Viene de la Lámina Eucalipto I
El gigante volvió a desaparecer de mi vista. Y las ramas volvieron a caer. Nada de lo sucedido me extrañó, yo permanecía en idéntico estado de ánimo: extraordinariamente tranquila y feliz. El cielo se había nublado cuando surgió el hombre ante mi, esta vez a su tamaño natural, el correspondiente a las pequeñas ramas esparcidas a mi lado, sobrantes del lecho vegetal sobre el que me hallaba tumbada. Era tan pequeño que apenas distinguía sus facciones. Y pensé que a lo mejor tampoco podría entender lo que decía, era tan diminuto… Un tenue sonido llegó hasta mis oídos que inmediatamente yo atribuí a su voz. Efectivamente, aquel diminuto ser estaba hablándome. Si al menos hubiera tenido a mano una lupa, aunque de nada habría servido porque nunca supe leer los labios. La caída de las hojas de eucaliptos en ramitas cesó y el pequeñín recuperó su gigantesca apariencia. Era demasiado enorme para ser verdad, así que seguí pensando que el auténtico tamaño de mi acompañante debía ser el anterior en que se me apareció. Seguramente aquel dilema podría tratarse como una simple cuestión de gustos, una cuestión de elegir entre lo demasiado grande o lo demasiado pequeño.
-Pero ¿es que no puedes ser normal?
Después de lanzar mi pregunta, supuse que a lo mejor respondía tan alto que resultaría imposible entenderlo. Tras comprobar que no daba señales tampoco él de haberme entendido a mí, dejó de importarme su presencia; yo estaba tan a gusto sobre el colchón de eucalipto y varias ramitas entre mis manos.
Continua en la Lámina Eucalipto III