Lámina botánica Eucalipto IV

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Eucalipto IV

Descripción lámina


Lámina decorativa realizada por Cristina Maser. Una reproducción de una ilustración original hecha en acuarela e impresa en papel verjurado de 220 gramos. Un papel con textura perfecta para la mancha de la acuarela. Hazte con esta lámina para dar un toque especial y natural a tu espacio. Puedes colgarla en la pared del salón, en vuestro dormitorio, en la cocina, en la habitación de vuestros niños, en el pasillo o puedes regalársela a tu madre o a tu padre, o a tu mejor amigo, o a tus abuelos…




IVA incluido


* Marco no incluido

* Gastos de envío no incluidos

* Entrega 4 días hábiles aprox.



Viene de la Lámina Eucalipto III

Las ramitas de eucalipto seguían flotando en el aire, algunas de sus hojas parecían más grandes y redondas. Yo continuaba sintiéndome en la gloria, el lugar era perfecto para quedarse allí, para no volver al ruido incesante de los coches y junto a las personas vociferantes. Bajo el árbol eucalipto sólo me oía a mí misma respondiendo a una extraña criatura que aparecía y desaparecía sin conseguir adaptarse a mi tamaño. Pensé que tal vez era yo quien no estaba a su altura y por tanto a la altura de aquella especie de paraíso. La gigantesca figura volvió a aparecer y, como lo único que tenía explicación hasta ese momento era que podíamos comunicarnos cuando era invisible, cerré los ojos. Hice como si no existiera y fue cuando oí su voz. “¿Sabes ya quién soy?”
–Pues no– respondí.
“Y ¿en qué lugar te encuentras?
–Tampoco lo sé.
“Estás en tu casa, bajo mi tutela”
–Pues no, tengo al lado un gran eucalipto y sus pequeñas ramas me rodean.
“Despierta y lo comprobarás”.
Al abrir los ojos, estaba hablando en voz alta. Era la primera vez que me había escuchado en sueños, al menos durante un segundo. Permanecí bastante rato tumbada sobre un colchón verdadero notando en falta el de mi sueño. Pensé que tendría que llenar la casa de ramitas de eucalipto y hablar más conmigo misma. Desde luego, parecía mucho más real mi mundo interior, al que conocía tan mal, que el otro al que a veces costaba tanto hallarle sentido.
FIN

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